QUERIDO VIRGILIO
Decirte un último adiós no es algo con lo que nos sentimos cómodos, querido Maestro Virgilio. Sentimos tu mirada burlona que nos acompañaba en los ensayos, en los convivios, en los momentos alegres, pero tambien en la tristeza. Tu elegante sentido del humor nos hacía ver y evaluar las cosas de la vida, de la academia, del teatro de una manera muy peculiar. Contigo seguíamos aprendiendo de proyección de la voz, de relaciones escénicas, de momentos de la historia del teatro mexicano que no se podían leer en los libros. “Las ruinas de la memoria” se convirtió en una comunión teatral de cómplices, no solo a un homenaje a la vida y trayectoria tuya y de tu amada Korita. Hoy te abrazamos hasta el cielo. Aquí nos quedamos echando una con “el alacrán” para que te sea leve y luminoso el camino.
ConTexto Teatro. Elvira, Mayra, Luis, Leslie, Dorotea, Ernesto, Miguel Ángel.
Fotografia: Enrique Gorostieta.